Cuando los universos fueron,
también existió un Regidor para controlarlos. Se llamaba Lucifer, el portador de
la luz. No había sido creado, como no habían sido creados los universos, sino
que existió cuando fue necesario, al igual que los universos.
Y desde entonces vigiló su
existencia, sus leyes y el volumen del
Multiverso. Lucifer no podía crear nuevos universos que ya eran infinitos pero
podía destruirlos si fijaba en uno su mirada y después cerraba sus ojos. Su
labor, que existía antes del tiempo y el espacio, era mantener la coherencia
del todo.
Dentro del Multiverso había
infinitos Universos y cada uno, por existir, tenía un Regidor con menor
jerarquía que Lucifer, pero no habían sido creados por él, porque Lucifer no
tenía jerarquía para nombrar o destituir a los regidores universales, solo
podía vigilar el Multiverso. Era la misma jerarquía que cada regidor tenía
sobre su propio universo. Ninguno podía modificar las leyes que los regían,
solo fijar su vista en él, cerrar sus ojos y hacerlo desaparecer.
Ningún regidor, salvo Lucifer,
conocía todos los universos y todos los regidores. A veces el propio Lucifer
tenía dudas de conocer todos los límites del Multiverso y en su saber absoluto
llegaba a pensar si podrían existir otros Multiversos desconocidos incluso para
él. Y no tenía a quien preguntar sobre sus dudas.
Un universo cuyo regidor era
conocido por Lucifer con el nombre de Dios, uno más de los infinitos nombres de
los infinitos regidores de los infinitos universos, en una de sus infinitas variaciones
creó una galaxia espiral y esta entre millones de cuerpos celestes imaginó una
estrella a la que conoció por el nombre de Sol. Y de uno de sus planetas surgió
una especie que fue capaz de presentir primero a Dios y crear nuevos dioses
para explicar todas las cosas que no entendían. Pero cada vez entendían más
cosas y quedaban menos dioses en su imaginario.
Cuando fueron capaces de pensar
en el Multiverso, Lucifer miró a Dios y este creó las guerras, las naciones y
las religiones para distraerlos de este saber. Ni siquiera eso borró su preocupación
por descubrir las cosas que les estaban vedadas.
Cuando tuvieron los conocimientos
que les permitirían encontrar el origen del Multiverso, Dios fijó su mirada en el sistema Solar, cerró
sus ojos y este dejó de ser.
La desaparición del sistema creó
una perturbación en el espacio tiempo que hirió las leyes que regían este
universo.
Su quejido llegó a Lucifer, que
posó su mirada en él y cerró los ojos.
Y el universo desapareció.
Y no volvió a pensar en él.
Quedaban infinitos universos.
3 Comentarios
Que horror!!! La temática, no el relato. Pero retorcido, retorcido
ResponderEliminarAl fin y al cabo, qué somos, sino meras piezas en un gran tablero donde los dioses juegan con nosotros a los dados.
ResponderEliminarLo malo es que algún día los dioses descubrirán que los universos no existen y dejarán de soñarnos
EliminarAgradeceré tus comentarios aquí