Y compré un GPS para el coche.
Estar, está bien. No sirve para mucho, pero está bien.
Yo viajo bastante por motivos de trabajo, y lógicamente suelo ir solo.
Y acompaña. Cada pocos metros haces algo indebido y te riñe.
O vas a mayor velocidad de la permitida, o no tomas la salida que amable pero inflexiblemente te indica esa maquinita con voz de mujer insinuante.
Tengo que reconocer que a veces, con premeditación e incluso alevosía, modifico la ruta solo por llevarle la contraria.
Yo la llamo Sara (Sistema Acústico de Respuesta Automática) en fin, cosas mías.
Pero hoy fue distinto. Hoy fuimos a pasar el día a casa de mi suegra. Son más de 200 km. ida y vuelta.
Hoy tenía dos Saras en el coche. Y a veces, ni siquiera estaban de acuerdo.
Por supuesto, la otra era mi mujer. Discutieron sobre la ruta, la velocidad y temí que en cualquier momento asomasen los celos en nuestra relación a tres.
Cuando llegamos de regreso a casa, di gracias al dios de los agnósticos por no haber nacido en un país que permitiera la poligamia.
Por supuesto, acabo de desconectar el GPS. Voy a donarla a un club de sordos.
Estar, está bien. No sirve para mucho, pero está bien.
Yo viajo bastante por motivos de trabajo, y lógicamente suelo ir solo.
Y acompaña. Cada pocos metros haces algo indebido y te riñe.
O vas a mayor velocidad de la permitida, o no tomas la salida que amable pero inflexiblemente te indica esa maquinita con voz de mujer insinuante.
Tengo que reconocer que a veces, con premeditación e incluso alevosía, modifico la ruta solo por llevarle la contraria.
Yo la llamo Sara (Sistema Acústico de Respuesta Automática) en fin, cosas mías.
Pero hoy fue distinto. Hoy fuimos a pasar el día a casa de mi suegra. Son más de 200 km. ida y vuelta.
Hoy tenía dos Saras en el coche. Y a veces, ni siquiera estaban de acuerdo.
Por supuesto, la otra era mi mujer. Discutieron sobre la ruta, la velocidad y temí que en cualquier momento asomasen los celos en nuestra relación a tres.
Cuando llegamos de regreso a casa, di gracias al dios de los agnósticos por no haber nacido en un país que permitiera la poligamia.
Por supuesto, acabo de desconectar el GPS. Voy a donarla a un club de sordos.
A la máquina, no a mi mujer (que también).
7 Comentarios
Muy buen relato, me ha hecho gracia el final.
ResponderEliminarMuy buen relato, me ha hecho gracia el final. El anónimo de antes era yo, que se me olvidó poner mi nombre.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus comentarios, Ánxela
EliminarHola Angel, jajaja, como te entiendo, me ha encantado el relato, me ha hecho reír, yo tampoco aguanto los GPS, me ponen de los nervios.
ResponderEliminarUn abrazo 🤗
Muchas gracias por tu comentario. A mi me encanta que te encante
EliminarEs una proeza que no haya corrido la sangre ahí dentro. Y tampoco te has estrellado. Has tenido un temple de acero.
ResponderEliminarSon muchos años con la máquina de reñir. La experiencia es un grado
EliminarAgradeceré tus comentarios aquí