Cuando leimos esta noticia El presidente de la Asamblea de Madrid intenta encerrar en el Pleno a la oposición para que la falta de quórum no frustrase la ley del Suelo de PP y Ciudadanos, nos pareció tan esperpéntica que Yolanda, una compañera de la Asociación de Escritura La Pizarra y yo nos retamos a escribir un relato sobre ella. Este es el resultado
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LA HUÍDA de Yolanda Gonzalez Sandoval
Huía a través de los desagües con la mierda manchando su
traje de marca comercial de unos grandes almacenes. Su único traje.
Había encontrado aquella salida casi a la desesperada
cuando fue al váter a devolver. Sus tripas se habían revuelto tanto como su
estómago al escuchar que el presidente de su partido y por ende, el presidente
del país había ordenado cerrar las puertas del parlamento para obligar a todos
los diputados a votar su esperpéntico plan de gobierno, modificando la
constitución.
Sólo con la presencia de todos los diputados, aunque la
oposición votase en contra, saldría la propuesta por ser ellos y sus aliados
mayoría simple. Dos votaciones y sería suficiente, una nueva era donde el
nepotismo y la autocracia mandaría, como en los años en de los que le hablaba
su abuelo materno, con tanto dolor y angustia.
Su abuelo paterno fue quien le exhortó a sustituirle en
el escaño cuando terminó sus estudios de derecho y por comodidad lo había
aceptado, ¡mucho mejor que preparar oposiciones durante años! Pero ahora su
conciencia dormida se había despertado y no podía ser cómplice de aquel robo al
pueblo soberano. Sin su voto no habría empate posible ni voto de gracia del
presidente, simplemente perderían la votación, más cuando en aquella escapada
se había encontrado con otros miembros del parlamento, escondidos para no
acudir al pleno.
Por un momento le pareció escuchar la voz de su abuelo
Manuel, el rojo, apoyándole y hasta sintió su mano en el hombro. Y supo que
estaba haciendo lo correcto.
Nunca la suciedad y el hedor fue una cosa tan limpia y
fresca.
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PARAGUAS de Angel B. Garcia
Llovía
en las afueras del Parlamento y eso sirvió de pretexto al Presidente para pedir
a los ujieres que cerraran las puertas, también las de la sala del Pleno.
Iba
a votarse la Ley de la Corrupción Generalizada y el gobierno neoliberal
necesitaba de quorum suficiente para aprobar aquella ley que les reportaría
millones de euros que desviarían de la Sanidad pública y la Educación para
llenar sus bolsillos y los de sus amigos.
El
vocerío de la bancada de la oposición fue ensordecedor pero el Presidente los
tranquilizó:
- - Señorías, fuera llueve. Pero tranquilos, que
habrá paraguas para todos.
Con
esto la oposición se dividió entre los moderados que quería llegar a un acuerdo
con la mayoría y negociar que los paraguas fueran todos de apertura automática
y los que opinaban que debía de arriesgarse a salir aunque se mojaran.
Mientras,
el Presidente llamó a votar y quedó aprobada la Ley. Y
declaró cerrada la sesión obligando a salir a todos los diputados cuando
más llovía. A la puerta, los ujieres repartían paraguas con los colores y el
emblema del Partido mayoritario. Algunos miembros de la oposición agradecieron
el obsequio mientras otros optaban por mojarse.
Al
día siguiente, en Twitter un grupo de bots hizo trending topic el hastag
#cuandollueveostapaisconnuestrosparaguas.
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