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Historias alegres que parecen tristes, historias rancias en busca de unas gotas de modernidad, relatos ingenuos pero cargados de mala intención

MONARCA

Para este fin de semana, un relato en dos tiempos. Espero que os guste:


MONARCA





UN PAIS MULTICOLOR

Erase un país multicolor donde abundaban los rojos, los morados, los azules, los naranjas y los verdes aunque el color más habitual era el gris.

Un día el rey se levantó con picor en las ingles. Ya le había pasado en otras ocasiones y conocía el remedio, el mismo remedio de siempre. Así que llamó al chambelán del bienestar del rey y le dijo:

-          Me pican las ingles, chambelán.

-          Majestad, creo que necesita unos polvos que le curen la afección.

Dicho y hecho, el rey se aplicó a los polvos y más pronto que tarde se calmaron sus ardores. Entonces, el chambelán del dinero sacó 100 millones de doblones del Tesoro, destinó 65 millones para el pago de los polvos y el resto para otros gastos.

Todos los voceadores del reino recibieron orden del chambelán de pregoneros de hacer un panegírico del amor del rey por sus súbditos.

Y fueron felices. El rey y los chambelanes comieron perdices, otros comieron patatas fritas de bolsa y sopas de ajo y muchos fueron a la cama sin cenar.


MONARCA

En el cincuenta cumpleaños del monarca, hubo una gran fiesta.

Durante tres noches la capital se llenó de un magnífico espectáculo de fuegos artificiales plenos de luces y colores.

El día de la conmemoración, el  gran cortejo desfiló por delante de Su Majestad.

Representantes de los pueblos arios del norte, de las naciones negras del sur, de las etnias amarillas de los confines del este ataviados con sus vestidos y armas tradicionales, de todos los colores del arco iris, desfilaron durante horas delante del trono desde el que el rey presidía el homenaje, sin abandonar ni un momento su gesto melancólico.

Una enorme carroza tirada por los hombres más fuertes del reino, cerraba el magno desfile. Sobre ella cincuenta bailarinas con los senos desnudos interpretaban una sensual danza en su honor.

Los cortesanos, entre tanto, se repartían las prebendas reales e imaginaban nuevos impuestos a cargo del pueblo para financiar los fastos de la celebración.

Cuando terminó el desfile, dos edecanes encaminaron al monarca hacia sus aposentos.

El Rey era ciego.

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