Un cuento muy breve
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Sentà gritos y me asomé al balcón.
Horrorizada contemplƩ como un tipo con la camisa manchada de sangre acuchillaba
salvajemente a una mujer en medio de la calle. Abrà el balcón y le grité que la
dejase tranquila, cuando vi salir del portal situado enfrente a mi ventana a un
vecino armado de un martillo que se dirigĆa a la escena. Con alivio, pensĆ© que
iba a impedirle a aquel animal seguir acuchillando a la mujer. Cuando
llegó a su altura, le descargó un
martillazo en la cabeza a la mujer y le sonrió salvajemente al asesino.
Desde un balcón lateral, una
mujer con sonrisa de hiena, que llevaba puesta una mascarilla verde con lo que
parecĆa una bandera en el lateral, gritaba “No es violencia de gĆ©nero, la
violencia de gĆ©nero no existe”. De algunos pisos me llegaba el eco de tĆmidos
aplausos.
DespertƩ baƱada en sudor. La
fecha del reloj despertador marca el 8 de Marzo.
Las secuelas de la pandemia estƔn
convirtiendo mis sueƱos en pesadillas.
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