Hoy toca un relato PARA MAYORES. Una situación real como la vida y como la vida mezcla lo bueno y lo desagradable.
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Hacía años que me gustaba, pero nunca se fijaba en mí.
Coincidíamos los fines de semana en los locales que
frecuentábamos la gente soltera, pero nunca conseguí entablar conversación con
ella.
Por eso me extrañó que aquella noche se acercara a pedirme fuego y decidí
aprovechar la oportunidad.
Fue todo mejor de lo que pensaba, hablamos y tomamos
copas hasta que casi sin darme cuenta me invitó a tomar la última copa en su
casa.
Cuando la besé sentí que nada nos pararía y así fue.
Le comí la boca, seguí por sus pequeños pechos, su
estómago perfecto y después rodeé sus piernas para besar y lamer lo que hacía
tanto tiempo que ansiaba. Me sorprendió su perfume, con un agradable olor a
manzanilla. La manzanilla era uno de mis olores preferidos.
Cuando despertamos a la mañana siguiente el sol
resplandecía a través de la ventana. Le acaricié un pecho y le dije que aún
respiraba el delicioso olor de su aroma.
- - Ah,
eso. Es que tengo una infección vaginal y el ginecólogo me recomendó que me
lavase con manzanilla hasta que estuviese totalmente curada.
No supe que decir. Me vestí y traté de irme con dignidad
.
Al llegar a la puerta, me volví y le dije:
- Pues
yo tengo piorrea.
Nunca la volví a llamar.
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