Sobre el blog

Historias alegres que parecen tristes, historias rancias en busca de unas gotas de modernidad, relatos ingenuos pero cargados de mala intención

VIDAS EJEMPLARES

 Y para el fin de semana, una historia de amor

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Vidas ejemplares






Ella pensó que podría olvidar al hombre al que había querido casándose con este al que no quería. Pero no lo olvidó.

Y se engañaba a si misma pensando que tenía derecho a ser feliz sin amor, a ser madre sin anhelo y a ser buena sin hacer daño.

Él creyó que la lujuria era amor y que podía durar toda su vida con ella. Pronto se dio cuenta de que después de la lujuria echaba de menos el amor.

También se engañó pensando que podía sentir con la entrepierna, que podía querer con el sexo y que ser padre era lo que venía después del placer.

No tardaron en descubrir  que los dos estaban equivocados. Pero fue ya demasiado tarde, porque iban a tener un hijo.

Y decidieron esperar, porque siempre les habían enseñado que los hijos eran lo primero.

Nació un niño que no los hizo felices, porque la felicidad sale de dentro hacia fuera y dentro no había ninguna pasión que justificase sus vidas. Para llenar el vacío que les produjo el primer hijo decidieron tener otro.

Y tuvieron suerte porque en la ruleta genética les tocó una niña. Podían considerarse unos afortunados porque ya tenían la pareja que todos los matrimonios ansiaban, pero siguieron sin encontrar la felicidad que añoraban. Nadie les había dicho que la felicidad no existe en el mundo real.

No tuvieron el valor para romper aquella unión antes de que el niño creciera, antes de que fuese a la Universidad, antes de que la niña hiciera la primera comunión, antes de que se metiese a monja. Tampoco antes de que tuvieran el primer nieto y el segundo.

Cuando él se jubiló como funcionario de correos y ella como limpiadora del Hospital, pensaron en ir a  algún sitio tranquilo donde pudieran buscar los restos de aquel amor que en realidad nunca existió.

-          Es tiempo de que busquemos dentro de nosotros nuestros verdaderos sentimientos – reflexionaron.

Pero tuvieron miedo de lo que podrían encontrar.

Y se quedaron.

Después de cenar, se sentaban en la salita y quedaban delante de la televisión, sin mirarse, hasta que los vencía el sueño. Cuando llegó la pandemia ya casi nunca salían a la calle.



Imagen de 👀 Mabel Amber, who will one day en Pixabay 

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2 Comentarios

  1. Hola Angel, esta claro que un clavo no saca otro clavo, si hay amor verdadero, el amor de tu vida no se olvida.
    Un abrazo!

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    1. Gracias por tus comentarios, Dakota. Pero ¿como se sabe cuando un amor es el verdadero?. Felices vacaciones

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