Imagen de Michal Jarmoluk en Pixabay
Ayer no vino a dormir. Seguro que sin darme cuenta lo ofendí
de alguna manera. Dios, que mal me siento cuando hago algo así.
¿Por qué seré tan torpe, si solo quiero que estemos bien?
Hoy le preparé su comida favorita, a ver si me perdona. Una paella
de marisco, gasté en ella todo lo que había podido ahorrar este mes, así que no
podré comprarme la blusa.
Tampoco vino a comer. No sé qué hacer, no se la puedo dar
recalentada. La semana pasada la estrelló contra la pared.
Cuando llegó traía mala cara y olía a alcohol. Traté de ser
cariñosa, pero como siempre meto la pata, dije algo que le pareció mal. Me pegó
una bofetada, pero no muy fuerte, otras veces es peor.
Ahora está durmiendo y no tengo gana de que despierte ¿Cómo
puedo ser tan egoista?
Cuando se levante, le pediré perdón. Él tiene buen fondo,
pero ese pronto…
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