Durante la semana laboral, me despierto a las seis y media de la mañana. Me
levanto, hago media hora de gimnasia, me ducho, me visto con uno de mis
trajes, siempre de color gris o azul y cortados a medida, que complemento
con una corbata de seda a juego. Recojo el maletín de cuero regenerado marca
Tassia y salgo en dirección a mi trabajo en el Banco Nacional. Todos opinan,
y yo también, que soy un
analista junior con un gran futuro.
Los fines de semana me levanto a la misma hora. Lleno la bañera con agua de
Vichy previamente templada y la aromatizo con sales de baño de rosa mosqueta
y té verde. Después de media hora de relajante inmersión, me depilo las
piernas, las axilas, las ingles y la barba. Me maquillo, me pongo un
insinuante vestido corto de tonos oscuros y medias de seda con costura atrás
y talón cubano. Me rocío con
unas gotas de Agua de Perfume Cacharel o Carolina Herrera.
Finalmente calzo unos zapatos manolo blahnik negros de 600 euros con un
fino tacón de 10 centímetros potencialmente letal.
Y La Viuda negra se convierte
en cazador@.
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